martes, 17 de marzo de 2015

Mujeres con la suerte como parte de su vida


Maria Yolanda Muñoz y Maria Rosalba Yepes no se conocen, están en dos sitios distintos de la ciudad, aguardan por los clientes con sus billetes de la Lotería de Medellín, la misma que ha ocupado por décadas parte de su vida y que hoy las hace ver atrás y sentirse orgullosas de lo que construyeron para sus familias: los hijos ya se formaron y los nietos las consienten, pero las une un sentimiento, saberse útiles e independientes cada vez que salen a sus puestos de trabajo.

Desde un costado del Parque de Belén



Hace 20 años Maria Yolanda vende lotería, la misma que le sirvió para levantar a sus tres hijos, después de la muerte de su esposo hace ya 30 años. Ellos trabajan “y tienen su propia obligación”, pero la parte que más le gusta es la de sus cuatro nietos, que se encargan de consentirla, aunque asegure “no les alcagüeteo, pero tampoco los molesto para nada; eso sí nietos no cuido, ya estoy muy vieja para eso, ya me toca la buena vida, es justo después de uno estar trabajando desde que tenía 8 años y levantar a los hermanos”.

Yolanda se siente orgullosa de sus canas, las mismas que asegura no cubriría por motivos de vanidad. Es normal que los que pasen la saluden por su nombre, ella responde con una sonrisa o la sugerencia de un número. “He hecho arepas de chócolo, vendí fritanga, he vendido cigarrillos… Yo lo único que no he hecho es robar, eso sí nunca”. Asegura con la certeza que le da un trabajo que disfruta, el mismo que suele traerles la suerte a sus compradores.

Por Unicentro se toma café y se compra lotería



María Rosalba se sienta todos los viernes en las sillas color naranja del café que da la bienvenida por una de las salidas de Unicentro, el  lugar al que vino a parar después de 40 años dedicados a la venta de lotería: “Empecé en Nutibara y de ahí nos íbamos a pie por todo San Juan hasta La América, un día mi hermana, que también vende, logró instalarnos en donde era el antiguo Cafetero, pero fue mi mamá la que terminó haciéndose aquí, cuando esto era el Ley”.

Con la sonrisa franca relata la cantidad de nietos y bisnietos que le dio la vida: “Tuve 6 hijos y hoy tengo 12 nietos, el mayor ya tiene 20 años y  me dio un bisnieto”, lo dice como resumiendo una serie de tareas cumplidas. Maria Rosalba ayuda a su esposo todos los viernes con la venta de la Lotería de Medellín: “En la semana me quedo en la casa descansando, los viernes es que vengo a ayudarle a él”. Cuando se le pregunta sobre si es vanidosa, se ríe con gracia y suelta un sí directo, el cual escuda

Ninguna de las dos maneja agüeros a la hora de comprar la de Medellín, sonríen fácil cuando hablan de sus familias y el trabajo que hacen: dos mujeres que ven en la venta de la suerte un motivo de orgullo y como parte del resultado de tantos años de deber cumplido. 

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